"Lo siento, perdón, gracias, te amo"

Las letras me habían abandonado mucho antes de que lo nuestro terminara. En algún momento había creído que era el precio que debía pagar por su amor pero ahora que no estábamos juntos no lograba escribir nada. ¿Pero qué podía contar, que no me hubiera sucedido antes? Otra decepción, otro sueño que se quedaba en eso un sueño, otra vez yo molida por el dolor. Pues no, estaba harta, harta no solo de escribir acerca de eso, sino de tener que vivirlo. Y no es que pensara en el suicidio, ni mucho menos, pero por Dios que algo había muerto.


Viernes, salgo del trabajo más temprano y lo siento. Siento como poco a poco la melancolía que tuve en un cajón toda la semana, para que no me distrajera del trabajo, va escapando por las ranuras ya desgastadas de tanto tratar de cerrarlo a golpes. Se arrastra por el piso, gris y lánguida, se me enreda primero en un talón y sube por mi pierna, me obliga a sentarme, se me mete en la panza y es ahí cuando siento ese vacío, ese vacío que deja el amor cuando se va. Ese que ahoga y por eso te obliga a suspirar más de lo normal para no quedarte sin aire. Antes de darme cuanta la melancolía ya me ha llegado a la cabeza, y sin saber cómo ni cuando, me encuentro ya sentada con una cerveza enfrente, los ojos fijos en, sabrá Dios que recuerdo, seguramente magnificado y embellecido por el dolor.



Ruido, música, gente rota como yo bailando y buscando entre tantos cuerpos, uno que le llene los agujeros para sentirse un poco menos rotos. Pero yo no busco a nadie nuevo, entre la multitud busco a una vieja amiga, solíamos venir juntas siempre a este bar, bailar hasta no poder más, beber hasta no recordar. Quería encontrarla, ver una cara conocida que me recordara como se hace para disfrutar del vacío de la soledad. Baje unas escaleras que llevaban a mi lugar favorito del antro, un cuarto de espejos. Comencé a bailar, tal vez así me reconocería más fácil, pero no funcionó, cuando me miré en uno de los espejos, no la encontré. Ya no podía volver a ser la de antes, ya no podía jugar a caminar hacia atrás.Ya era otra y tenía que salir de ahí.



Me ha hecho falta voluntad y he aceptado verte, me digo una y otra vez que voy decidida a dejarte ir. Lo cual no tiene ningún sentido porque si fuera así tendría que ir andado hacia el otro lado, no hacia el café cutre en el que decidimos vernos. Antes de salir de casa ya he tenido una batalla de nuevo con la del espejo, que se empeña en ponerse bonita, cuando yo solo quiero que parezca que salimos de casa con lo primero que encontramos. Ella esta emocionada, yo le recuerdo que nos jodiste la vida, los sueños, los planes. La muy ingenua olvida fácil.



Me despierto con el cuello torcido y el cachete pegado al vidrio del bus. Me estoy congelando,  y aun me faltan 5 horas para estar a 12 horas más lejos de ti. Clavo mis manos en el bolsillo de tu saco, no sé porque me lo puse, es como si por cada sueño contigo al que renuncio me aferro a alguna cosa tuya. Siento algo en el bolsillo una nota. Lleva ahí casi dos meses, esta intacta, no quise lavar el saco para poder olerte de vez en cuando. "Te amo, ten eso siempre presente". La arrugo entre mis dedos, pero ojo, no la rompo la guardo de vuelta en el bolsillo. Al llegar lavo el saco, pero ojo, no lo boto. De las cosas que compramos, de los muebles, del apartamento, no quiero nada, pero esto es mio. Con la ropa que cabe en una maleta de mano, mi perro, tu saco y mi corazón en el bolsillo, cierro los ojos y aplasto de nuevo el cachete contra la ventana. Tu recuerdo me había alcanzado y eso que ya llevaba 7 horas y dos meses huyendo de él.  


Estoy inmamable como dice mi mama, no hablo de otra cosa que no sea de él y hasta escucharme a mi misma me tiene harta. Al día me prometo a mi misma unas 50 veces que no te voy a volver a mencionar. Pero que va. "Él decía esto..." "Él hacia aquello"...."Una vez él....". Por ratos hasta me doy lastima. Me provoca gritarme "A ver pendeja te largaste y dejaste todo para estar lejos de él, para olvidar para empezar de cero, no para andar dando tanta lora".y bueno el discurso sigue. Corro cada mañana a ver si en el sudor se me va el amor que aun me queda. Cuando estoy en la piscina imagino que me limpia tus huellas, que se lleva el rastro que dejaron tus manos. Con cada café de la mañana espero despertar cada vez más de este sueño profundo que inventamos y que ahora no es más que pesadilla. 


-¿Y si me voy? si! Me voy ma, me voy.- ¿A dónde?- me pregunta mi mamá, ya a punto de salir corriendo, lo de mamá compresiva ya la tiene algo harta. Y es que puedo ser agotadora. -No se ma, a donde sea pero lejos.- Mi papá con su aire de buda, abre solo un ojo y nos mira, llevaba todo el rato sentado con los ojos cerrados no se si para hacerse el dormido y que sintiéramos que podíamos hablar tranquilas o porque así encuentra su lugar feliz, en el que es más fácil aguantar mis crisis existenciales.-Pareces un barco sin rumbo que avanza para donde le sople cualquier viento. Necesitas saber que quieres y para dónde vas- me dice. -Pero papá es que yo no que hacer, yo no que quiero, yo sabia lo que quería con él, pero sola, me siento perdida.- Pues perfecto mi vida eso ya es un avance, saber que no sabes que es lo que quieres ya te dice algo. Para, cálmate, deja que pase algo de tiempo, que sanes, que todos sanemos, no tomes ninguna decisión, decidir no decidir nada por un tiempo también es una decisión válida.


-Hoy lo he decidido, me voy regreso a la ciudad, voy a recuperar mi antigua vida, mis amigos, buscar otro trabajo, hacer más dinero ahora que no tengo que dedicarle tiempo a nadie más que a . Si está decidido me voy.




Me lo he pensando mejor y mejor me vengo a vivir permanentemente acá con los viejos. Al fin y al cabo yo me fui muy rápido de la casa, a lo mejor me falto tiempo en el nido. Así descanso dejo que me consientan y ademas estoy más lejos de él, mejor prevenir una recaída.


Irme del país parece mejor opción empiezo de cero. Gente nueva, vida nueva. Si, definitivamente ahora si estoy sanando. Hace mucho tiempo que no me ilusiono con una aventura en solitario. No había notado cuanto extrañaba esta parte de mí. La que no teme tomar una maleta y estar hoy acá y mañana quien sabe en donde, cuanto bien hace. Viajar es medicina desde el segundo en que solo se piensa en ello, incluso antes de elegir el destino, de comprar el pasaje, de hacer las maletas, subirse al avión y estar a mil pies de toda la mierda que hay acá abajo.


Tal vez lo de "barco sin rumbo" es más cierto de lo que quiero aceptar. No se a dónde voy ahora sin él. Yo solía saber cuál era mi lugar a su lado, pero ahora se siente como haber olvidado como caminar y tener que recordarlo. Recuerdo que un día lluvioso se lo explique a mi mamá -Es que como si con la decisión de casarnos toda mi vida se hubiera llenado de luz de golpe, podía ver hacia atrás y observar con tranquilidad mi pasado ahora lleno de sentido, podía mirar hacia adelante y vernos envejecer juntos, mi vida se había trazado pero cuando todo termino fue como si se hubieran apagado todas las luces y ahora me encontrara en la oscuridad total, sola, temblando de miedo sin querer mirar para atrás y verlo a él y que doliera, y sin poder ver hacia adelante porque ahora el futuro no era más que una nube densa que no me deja ver lo que me esperaba más allá. Y ahora camino mirando hacia abajo porque lo único que veo son mis pies y solo puedo dar un paso tras de otro y así, de a poco y dando tumbos logro llegar al final de cada día. 



Anoche tuve un sueño, estaba con él cerca de un pequeño rio en que habíamos metido los pies,  el sol brillaba detrás de las copas de los arboles que dejaban pasar pequeños destellos de luz que hacían brillar el agua. Estábamos doblando hojas de papel, me estaba enseñando a hacer barquitos. Con un lápiz cada uno escribía algo en su barco y los poníamos a navegar hasta verlos hundirse. Yo volvía a sentir la paz que antes me daba tenerlo cerca. Como si el barquito llevara encima la palabra dolor y con él se hundiera todo el daño que nos hicimos. Pero estábamos tristes. Sabíamos que era la despedida. Lo ame más que nunca esos segundos antes de despertar. No había rabia o rencor, solo el amor suficiente para soltar, soltar amarras e izar las velas. 




Hoy finalmente lo he entendido todo y me he liberado. Como una criminal aceptando sus delitos por fin he aceptado mi papel en todo esto. Y me sentí libre. Ya no te culpo de nada, y menos me culpo a mi, no me arrepiento de nada mucho menos de nuestra historia. No me siento traicionada por que me has dado más momentos felices  que tristezas y todo esto antes que dolor han sido enseñanzas. Ya no me siento triste ni rota. Estoy alegre porque sé que ambos cumplimos nuestra misión en la vida del otro. Se que ambos somos mejores después de todo lo que vivimos. Hoy te he perdonado y me he perdonado. Un amor inmenso me inundad. Y no, no me he vuelto loca, o al menos no una loca peligrosa. Estoy sanando de verdad. No quiero huir para olvidarte, no quiero odiarte para no amarte y mucho menos culparte de todo para salvarme. Es más no quiero nada. Lo tengo todo aun cuando lo nuestro lo hemos perdido. Estoy en paz. 








Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jerusalén y Belén, cuanto pesa su historia en mi colección

Ma Chérie Paris