La libertad de vivir con nuestras decisiones

"Cuando allí se toparon con el montón de muertos, no se alegraron, como suele ocurrir con los enemigos, sino que se llenaron de admiración por la valentía de su resolución y por el firme menosprecio de la muerte que tanta gente había demostrado con sus obras." 
                                                     Historiador judío fariseo Flavio Josefo


Una vida que vale la pena vivir es una vida libre, pero una libertad administrada coherentemente no es utilizada para auto destruir. La esclavitud con frecuencia no la imponemos nosotros mismos. Esa fue mi conclusión al terminar de recorrer Masada. Por  otro lado según Josefo, fue muy diferente la opinión de Eleazar ben lair, líder de los novecientos rebeldes que optaron por el suicidio colectivo en nombre de la libertad.


Cerca de la costa del Mar Muerto, se encuentra el escenario de este controversial episodio, la fortaleza de Masada, construida en el año 30 a.C por el rey Herodes, quien se dio gusto mandando a erigir en una montaña a una altura de 440 metros sobre su nivel y a 50 metros sobre el nivel del mar mediterráneo, todo un palacio con piscina, sauna y gimnasio. Mansión que setenta años después de la muerte de Herodes, vió al grupo de judíos zelotes luchar por la liberación de Judea, tomar Masada, resistir durante meses un asedio romano, para después, según el historiador judío, la noche antes del asalto romano, optar por suicidarse antes que caer con vida en manos de los romanos. 

Libertad, muerte, esclavitud y vida. Son las palabras que susurra el viento entre las ruinas de Masada. Los cuervos no abandonan a los turistas, en vez de aprovechar ese viento susurrante y sobrevolar ese perfecto contraste que da el azul del mar muerto con la tierra sagrada. 


A mí me pesaba cada paso bajo el sol, pero continúe por que no podía ir a Masada y no ver el castillo completo, ellos cerraban sus alas por que no podían evitar esperar el momento en que algún turista decidiera darles migajas. Yo debía  ver el castillo, por el deber que como turista me compromete a conocer, ellos esperaban algo de comer, por la fuerza del instinto, porque para ellos volar es solo eso que hacen sus alas, así como para mi cada paso es solo eso que hacen mis pies. Dejamos de elegir y disfrutar cada elección cuando nos habituamos a lo que creemos normal en nuestra vida.


Decidiremos cada día por que eso es lo que nos  dicta la libertad que anhela el alma, o por que eso "debemos" decidir. ¿Quién administra mejor su libertad? el que vive en torno al deber establecido, el que sin poder cuestionar sigue su instinto y la norma preestablecida. ¿Es valiente quién muere bajo su propia mano, o es una excusa para no encontrar entre su libertad otra forma de vivir dignamente?


Más de una vez mi lente los enfoco, pero fui yo la que se sintió capturada. Más de uno se cree libre con el peso de la costumbre y el miedo asfixiandole los sueños.
















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