Se revalorizó mi colección.

Quiero escribir. Hace meses que no sentía esto. El asunto es que ya no quiero escribir de los lugares a los que viajo, no quiero tomar fotos de los platos que pruebo o de los lugares que visito, no quiero escribir más acerca de lo que se puede comprar, ya todo el mundo lo hace con desenfreno todos los días en cada red social.

Yo quiero escribir de lo que siento, lo que aparece en mi mente y se evapora si no lo atrapo a tiempo, de lo que pasa en mi cuando lo recuerdo, de lo que soy capaz de notar cuando decido ver las señales, cuando soy capaz de creer. Quiero escribir para mí, no quiero esforzarme por deleitar a nadie, no quiero pensar tres veces lo que quiero decir, quiero escribir como estoy viviendo y estoy viviendo única y exclusivamente para mí.

No lo malinterpreten, me gusta que me lean, pero si dejé de escribir fue porque sentí que entre más segura estoy de algo y más me acerco o alejo de ciertas opiniones y perspectivas mas fácil es encontrar discrepancias entre los demás. Pero está bien. No quiero convencer a nadie, ni tampoco creo tener la razón o estar absolutamente segura de nada. Aun así, quiero escribir porque en los últimos meses he aprendido y descubierto los sentimientos de paz, amor y felicidad más grandes que hasta ahora he podido experimentar y si al menos una persona me lee y al terminar respira y es consciente del aire que entra y sale de sus pulmones, de la energía que emana su cuerpo, de las infinitas posibilidades que esperan y de la absoluta perfección del presente, habrá valido la pena mi intento por describir cosas que solo se pueden sentir.

Así que esa es la noticia de este post, dos años después de abrir este blog he descubierto que llenar la colección de mi vida sigue siendo mi razón de ser pero los recuerdos que quiero llevar conmigo no se pueden ver, son las sensaciones, emociones y sentimientos que deja la aventura de estar viva y consciente de ello. Y aunque viajar es un complemento ideal para ver la realidad desde diferentes perspectivas, si no aprendemos antes a ver y controlar la forma en que percibimos nuestra propia realidad, viajar sera como comer un buen plato con la nariz tapada. Hay viajes interiores mas indispensables que una visa. Hay mucho por recorrer dentro de nuestra mente y corazón, hay mucho por andar, descubrir, preservar, destruir y remodelar y no estoy hablando de un apartamento. Tomar un avión, ir al otro lado del mundo y conocer, es una experiencia increíble, pero se echa en saco roto si la maleta de nuestra alma va llena de agujeros.

Así que este 2017 estaré de vuelta con mis viajes, algunos involucraran maletas otros simplemente inhalar y exhalar, otros lo mas primitivo de mis emociones porque no filtrare más y otros la delicada paz que a ratos me invade pero que me cuesta preservar. Bienvenidos a un viaje lleno de turbulencias, vientos favorables, despegues y aterrizajes. Bienvenidos a mi colección. 




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