No lo busques si no te has encontrado

Me llamó llorando, estaba mal, su novio parecía distante, como si le pasara algo y no quisiera contarle, además estaba irritable. Mi amiga no sabía que hacer, el miedo a perderlo la estaba volviendo loca. Le pregunte como estaba ella, entre sollozos y lamentos, me di cuenta de que estaba irritable, parecía distante, y cargaba más cosas de las que podía contar. Y aun así seguía empeñada por saber que hacer respecto a él.-"¿Lo busco?¿Hablo con él? Yo se que yo he estado super sensible y algo complicada, pero no quiero perderlo."

Respiré profundo para que mis dramas no se mezclaran con los de ella, yo también estaba por esos días buscando en otros lugares lo que había perdido dentro de mi pero suficiente tenía ya ella, como para ponerle carga extra. Y como por arte de magia, o mejor dicho del "El espíritu santo" como diría mi madre, le dije: "No tiene sentido que los busques mientras tu no te hayas encontrado, lo que estas notando en él, probablemente sea un reflejo de ti misma. ¿Raro, triste, confuso, diferente? Puede que seas tu la que lleva eso adentro. Y encima quieres saltar a sus brazos para que sienta cuanto lo amas pero ahora lo único que va a sentir es el peso de las cosas que no has resuelto." 

Yo sé de eso, por estos días me cansé de ser espejo y reflejar una vida que no me gustaba. "Amiga, tienes que encontrarte a ti misma antes de pensar en buscarlo a él, no le pidas que te busque animado y enamorado cuando en ti solo va a encontrar tristeza y desespero, no le pidas que te cuente lo que lleva dentro cuando tu aun no sabes con que cargas, no pidas lo que no le puedes dar. No busques en él lo que no encuentras en ti."

Cuando estamos en una relación casi siempre enfrentamos las situaciones partiendo de las diferencias con el otro, nos enfocamos en lo que vemos en el otro, pensamos del otro y creemos del otro y por supuesto en lo que no nos gusta del otro. Cuando el primer paso debería ser, identificar que hay de diferente en mi, que imagen tengo de mi misma, que pienso acerca de mi , si creo o no en mi, me gusta lo que soy, me gusta la vida que tengo.

Nuestro campo de acción siempre estará limitado al cambio que podamos hacer en nosotros mismos y en el mejor de los casos este cambio irradia luz que ilumina a los que nos rodean cambiando nuestro entorno. Yo traté de cambiarlo, traté de entenderlo, traté de hacerlo ver la vida como yo la veía. Hasta que me cansé pues me dí cuenta que entre más me hundía en esa lucha por cambiarlo más me perdía a mi misma. Y decidí que las fuerzas que me quedaban tenía que emplearlas de otra manera y dejé de tratar de entenderlo y comencé a cuestionarme a mi, a preguntarme si yo siquiera me entendía a mi misma, deje de pedirle que aclarara su vida, y me pregunté que carajos quería yo en la mía. Deje de presionarlo por cumplir sus sueños y empece a caminar hacia los míos. 

Tenemos que dejar de tratar de cambiar al mundo, mientras dentro del universo que somos nosotros mismos, hay una lluvia de meteoritos. "No amiga, no me refiero a que tengas que terminar con él, si después de que te encuentres, si después de que se calme la tormenta dentro de ti y veas mas claro tu norte y de nuevo lleves el timón de tu vida, descubres que él sigue siendo el copiloto que necesitas, toma su mano fuerte pero no vuelvas a soltar el timón, ni a quitar los ojos de la carretera, porque la que esta conduciendo tu vida eres tu, si saltas a sus brazos desesperada por que él se haga cargo no lo dejaras a él conducir la suya y la tuya se va a hacer añicos."   

En mi caso, tuve que pedirle que se bajara del tren, cometimos demasiados errores que agotaron mi reserva de gasolina, y el auto de mi vida se había convertido en un tren lleno de vagones pesados. Y cuando me encontré, y cuando supe que yo también había estado perdida, que yo también necesitaba un buen copiloto y un destino al que llegar, me dí cuenta de que ya no eramos más compañeros de viaje. Ya no eramos un buen equipo. Ya no lo veía como mi compañero si no como un vagón pesado y el más pesado de todos. Habíamos llegado lejos juntos, pero ahora yo necesitaba aligerar la carga y poder ir a mi ritmo, con mis paradas y estrelladas, con mis perdidas y encontradas. Pero sobre todo con las dos manos sobre el timón. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jerusalén y Belén, cuanto pesa su historia en mi colección

Ma Chérie Paris

"Lo siento, perdón, gracias, te amo"