Profundos ojos azules
Esta vez me niego rotundamente a profundizar en brechas religiosas, políticas y menos en las cosas horribles que hacemos los humanos cuando mezclamos amores y odios pero de todas maneras no puedo evadir la responsabilidad que siento, después de haber visto lugares tan hermosos, de dejarles un mensaje.
Terminé
de leer el libro “El pequeño ladrón de sombras” y aún no salgo del libro. No sé
si a muchos les pase pero cuando das con un libro que te gusta dejas de ver las
letras y de pasar páginas y empiezas a vivir la historia. Esta en especial me ha emocionado hasta las
lágrimas.
Probablemente
no entiendan nada de lo que estoy tratando de decir, pero basta con que sepan,
que de los momentos mas sencillos nacen
los mejores recuerdos, que a veces romper las normas es lo correcto y que amar
y ser amado es suficiente para que seamos felices.
“[...]las grandes ciudades te vuelven loco, te chupan el alma y luego
la escupen, como una colilla.” Mirando al
mar de Galilea fui consciente de eso, pues sentada frente a él, majestuoso y
tranquilo; respiré… y por un momento caminar sobre las aguas, con el alma
tranquila, el corazón lleno y la mente en paz, no me pareció un cuento tan
loco.
Luego
en el mar muerto la sensación fue la misma. Sentir como el agua me sostenía,
flotar sin tener que hacer mayor esfuerzo y además los minerales del mar
cubriendo la piel, daban la sensación de que no solo el cuerpo estaba más
liviano si no que parecía que el cubrir la piel de sales se neutralizaba mas de
una mancha de amargura.
Este
viaje fue como ver a Israel directo a los ojos. Grandes espejos líquidos, uno
dulce, el otro salado y juntos habrán
visto más historias de las que podríamos imaginar. Contrario a lo que se
creería, tanta historia parece no pesarle, si no que lo hace todo mas liviano,
moverte es más fácil, reír, suspirar, soñar. No pesan los pesares, yo creo que
por eso flotar es mas fácil en este mar, lo de “muerto” debe ser por que mata
tantos males que te haces mas liviano y estar a flote no requiere del esfuerzo
de siempre.
El
protagonista del libro que hoy terminé, podía escuchar a las sombras de las
personas. Ojalá pudiéramos escuchar lo que nos dice la naturaleza, estoy segura de que tendría una voz maternal,
que sin odio ni resentimiento, nos diría cuantos errores estamos cometiendo y sabría
ver, con esos grandes ojos azules, los esfuerzos de los que la cuidan. Seguro
nos perdonaría por que “[...] creas o no en Dios, una madre no muere nunca
del todo, su inmortalidad está ahí, en el corazón del hijo al que ha querido”
Por eso mientras existamos seguirá existiendo en nosotros la esperanza de
hacerla vivir aún más y así algún día
nosotros obtener “[...] nuestra parcela de inmortalidad en el
corazón de un hijo”
*LEVY, MARC. El pequeño ladrón de sombras. Barcelona,
Planeta, 2013.
Ibid., p. 166
Ibid., p. 232
Que bella reflexión, lo importante sera que el abrir los ojos a esta unica verdad nos permita mantenerlos de la misma manera hasta la eternidad. Que sencilla y hermosa puede ser la vida si asi queremos que sea. Adelante, este es el camino
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