Venecia está hecha de suspiros
Aunque Venecia es una ciudad que merece con creces ser
descrita con bonitas palabras que le hagan justicia a su belleza, me niego
rotundamente a describirla cual guia virtual.
Porque exactamente esto dejo Venecia en mi. Ganas de contar historias y
dejar de quedarme con solo la belleza de los escenarios.
Había regresado, después de 5 años, volvía a ese Atlantis que
se resiste a hundirse. “Venezia” ya se
leía en los sacos de los Suvenires. ya los tonos de voz subían, ya la gente
había dejado de hablar, ahora cantaban esa lengua sensual y adictiva que la fascino
también la primera vez, Italiano.
El balbuceo de mi acompañante rompió mi
ensimismamiento. esa fascinante escena de la pareja en la góndola con el
gondolero entonando “sole mio”, ahora me pareció un déjà vu y de golpe recordé la góndola del profesor hundiéndose
bajo el “vaporeto” , no me iría de esta hechizante ciudad sin descubrir el
misterio de su aparente “accidental”
muerte.
-Mesa para dos por favor. Como cada
tarde, la hermosa mujer del pelo rosa, pedía una mesa para dos que toda la tarde, y parte de la noche, solo ella ocuparía. –Una copa de vino blanco, por favor. Yo ya la tenia
lista al verla llegar. Es fácil memorizar los gustos de los contados clientes
frecuentes en una ciudad llena de turistas. Es casi un placer recibirlos, es
como atender a la familia. –Esta noche si vendrá, -Seguro que si señorita por
eso he traído dos copas.
Llena de historias, así me dejo Venecia. Algo mágico parecía pasarme a cada paso. A veces entre la multitud alguien llamaba mi atención, una monja cruzando un puente, una pareja de jóvenes, él aparentemente enfermo, una extravagante mujer, un anciano de grandes ojos. Los veía y en mi mente empezaban a tejerse historias y si por casualidad halaba de ese hilo parecía que todo una novela caía sobre mi.
Venecia inspira. Y sí, como muchos dicen es una ciudad
romántica, te hace enamorar, no importa de que o quien, del color del agua en
los canales, del sabor del helado del limón y chocolate, de su idioma. Venecia
inspira a enamorase.
Ya Goethe dijo
"Esta góndola es como una cuna: se mueve en perfecto balanceo y el
arca encima parece un ataúd espacioso. Está bien así. Entre la cuna y el ataúd,
indiferentes, vamos flotando por el Gran Canal de la vida"-Goethe
A lo mejor la góndola es tan
cuna como tumba, muere algo y nace algo en ese apacible balanceo por el Gran
Canal, en la góndola deje el pudor para escribir y de la góndola saque las
ganas de contar.
Porque ya no voy flotando
indiferente.
Ver comentario United Colors of Palestine
ResponderBorrarAsi como fluyen en ti palabras y oraciones maravillosas que describen con pincel sitios lejanos, se agotan en mi elogios y parabienes para aquella niña de mi corazón que me emociona y alimenta la vida dia a dia