Filtrando lágrimas

Escribir cuando estas triste es como lograr encapsular entre las lineas las emociones que a veces perdemos al llorar y que se escapan en las pequeñas gotas que descuidados nos limpiamos de la cara como si así nos quitáramos el malestar. 

Escribir con el corazón adolorido, los ojos enlagunados y el alma opaca es como volver dulces las lagrimas. Es dejar que las letras limpien el agua estancada que te empapa la vida y que de la sal emerja dulce poesía. 

Escribir de tu tristeza y entregársela al mundo es hacerla naufragar en el mar de lo publico. Es desterrarla del lugar privado de tu alma y mostrarle lo pequeña e insignificante que es comparada con la desdicha y miseria que hay en el mundo y, aun mas insignificante, comparada con toda la alegría y maravillas que existen en el. 

Escribir de tu dolor es limpiar la herida antes de que se infecte. Duele pero te libra incluso de llegar a perder esa parte de ti. 

Hay quienes escriben obsesionados con la idea de quedar inmortalizados en sus letras, de perpetuar su presencia, su historia, de nunca dejar este mundo. Yo escribo para librarme de mi misma, de mis pensamientos, de mis dramas, de mis memorias. Para diluir un poco el peso de estar anclado a este mundo y aligerar la carga de estar, de sentir...

La felicidad por su parte deja poco que contar, te ocupa en disfrutar de la plenitud de no pensar. De no argumentar, de dejarse llevar. Poco sé de la felicidad, no por no haberla sentido si no porque cuando lo he hecho, nunca estaba pensando; es eso, dejar de pensar y vivir. La tristeza es dejar de vivir, pensar y en mi caso, escribir, escribir para alejarla de aquí.                                                                                                                                         

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